domingo, 1 de marzo de 2009

POEMAS



LATACUNGA
Sócrates E. Hernández H.

Es sinfonía de murmullos
de viento en las capulicedas,
de cantares sentidos
con calor a sol de medio día.

Sus ríos serpenteando
por comarcas tan bellas,
y allende el horizonte
con picos caprichosos,
cruzada por los Andes
gigantes monumentos
guardianes de esta tierra,
de cúpulas hermosas,
con campanas sonoras;
callecitas añejas
con románticos aleros.

Es sentir la alegría de vivir
en el centro, en el cenit
de este globo terráqueo.

Latacunga: ¡ciudad para vivir!
para cantar, para reir.
Ciudad del trabajo constante
¡Mi admiración perenne!
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HIMNO A LOS MAESTROS JUBILADOS
César Estuardo Cerda Páez

Coro
¡Salve! don de inquietantes saberes
Oh, maestros insignes, su gloria
es perenne por toda la historia
do' irradiaron la ciencia y valores.

Estrofas
Oh, maestros de ayer, que sembraron
en los niños virtudes, sin fin
cultivaron la mente del joven
inculcando los dones del bien.

Sois la fuente de enorme experiencia,
de trabajo y de gloria sin par;
ejercisteis con plena conciencia
sin jamás recompensa esperar.

Vuestros nombres, maestros queridos,
caminantes a la senectud;
pues, por siempre serán recordados,
cobijados por la gratitud.
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LA VIDA
Hugo Neptalí Acurio Naranjo


Centelleo, brillo, luz exuberante,
abismo, oscuridad intangible
camino incierto para todo lo creado
abre el telón y empieza a descifrarlo
lo que es la vida y lo que ella encierra.

Al comienzo inmensidad grandiosa
es amor, hermosura y arrullo
son flores en pleno apogeo
es sonrisa carcajada y desvelo
es perfume deleitante en este mundo
que acaricia con fervor la esperanza.

Son capullos de flores misteriosas
que se abren a un mundo caprichoso
señalándonos distintos derroteros
de alegrías, de risas y tristezas
caminos fáciles, en brazos de MORFEO

Recorremos el difícil sendero de la vida
buscando con afán una brújula de guía
la deidad de nuestros sueños
y formar un hogar, una familia
ellos llenan con amor la espectativa
que hacen más visible la existencia nuestra.

Son rios cantarinos del mañana
son alondrasque halagan con sus trinos
con consuelo y ternura en la existencia
son aquellos que cerrarán mis ojos
y dejarán mis restos en la tumba.

Detener el tiempo es imposible
los años fluyen cual olas serpenteantes
olas que mueren débiles en la playa
como la vida natural siempre se extingue
la muerte es el final de la existencia.