jueves, 4 de abril de 2013

ADIOS PADRE AMADO



Mi caminante, has iniciado el viaje, llegó el último tren a la estación de tú vida, .. no es fácil aceptarlo.. pero tú me enseñaste que la muerte es parte de la vida.. y que nuestro tiempo es breve y no siempre el suficiente para desempacar y vivir... me enseñaste a mirar más allá de lo evidente, y me enseñaste que podía viajar por lugares maravillosos a través de los libros, que un ser integral conoce sin viajar, ve sin mirar y realiza sin hacer.. desde que era una niña, hablabas de Julio Verne, de Platón, de Cervantes, de Shakespeare, de Mozart, de Bethoven, de Da Vinci, de Einstein, de Gandhi, de Amado Nervo,  de Alfonsina Storni, y de tantos  maestros de las ciencias y las artes, que emulabas a diario mientras crecía.

Eres  inteligente me decías, procura no brillar en un mundo de ciegos, NO TIENE SENTIDO, ellos tropezarán contigo, evita esa estampida , porque son muchos..., pero escucha a tu corazón, el corazón entiende cosas que la razón NO PUEDE COMPRENDER, sí lo haces vivirás despierta en un mundo que duerme, embelesada te escuchaba hablar de las pirámides de Egipto  de los mayas, de la gran muralla china, del muro de Berlín, de las constelaciones de estrellas, la osa mayor, catziopia, de viajes estelares, de dioses en coches de fuego, era mucha información para una pequeña niña, pero me la transmitías con verbo fácil, sembrando en mí las raíces que hoy me sostienen en la vida,son tantas tus enseñanzas que no alcanzaría a nombrarlas, y al decir esto, viene a mi memoria, lo que alguna vez me dijiste graciosa y sabiamente, cuando me dabas instrucciones sobre como elaborar un discurso.

Recuerda toda palabra dice algo más de lo que debería y también menos de lo que deseas expresar, pues la palabra es mitad de quién la pronuncia y mitad de quién la quiere escuchar, resume, se concisa  pero como resumir tu gran legado, como no decir todo lo que tu has significado en mi vida, siempre me sentí privilegiada de ser tu hija, no fui tu preferida, no fui tu consentida, pero con tus enseñanzas y tu ejemplo, me preparaste muy bien para darle batalla a la vida, nunca me quedé caída, siempre me levanté fortalecida... 

Hoy que te has ido, rememoré los momentos compartidos, no tantos como hubiese querido... pero los suficientes, cómo me hubieses respondido... antes de que yo concluyera la frase... siempre tenías la palabra exacta, la conjugación precisa, para cada vivencia, para cada emoción.... iniciaba Semana Santa, te encontré en la frontera entre la vida y la muerte, jamás había interiorizado tanto las palabras de Jesús LEVÁNTATE Y ANDA, TENGO SED, estabas ahí mi viajero, transitando junto al mártir del GÓLGOTA cargando tu cruz, con dignidad y estoicismo  el eco imperceptible de tu pecho que latía con dificultad, me colocó en el filo de una navaja enorme que hizo que me partiera en mil pedazos, sentí como mi alma caía al vacío, y sólo pude asirme a la contundencia de que EN LA VIDA SOLO EXISTEN PRETEXTOS Y RESULTADOS... Y LOS PRETEXTOS NO VALEN.

Qué absurdos somos los seres humanos, enterramos nuestros tesoros y nos llenamos la vida de nimiedades, y lo peor es que ni siquiera nos damos cuenta ¡¡valoramos la presencia de nuestros seres queridos, sólo cuando sentimos la cercanía de su ausencia, los resultados estaban ahí ante mis ojos, los recuerdos que yacían inertes en algún recoveco de mi mente, fluyeron de repente, es increíble como en un sólo instante pude analizar, conjeturar, evaluar circunstancias, cuál fue el huracán que derramó la gota de tu vaso? en que momento pasó esto, por qué? cómo? quién doblegó la fuerza de mi roble? yacía caído, cortado de raíz, siempre te vi como indestructible, permanente como las estrellas del firmamento, como el sol y la luna, como las montañas y los ríos, no nos maravillamos, apenas nos percatamos, porque contamos con que siempre estarán ahí, qué gigantesco dolor del alma, me senté al borde de tu cama, frotando tu cabeza, en la habitación se respiraba un ambiente nostálgico, una luz tenue, como tu respirar, una vela encendida como mi esperanza, dormías profundamente, tu boca entreabierta, tu frente húmeda, tu aspecto indefenso como el de un bebé, me incliné para rozar con mis labios tus mejillas, respiré tu aroma limpio y dulce, no pude contener la congoja, cerré los ojos y una lágrima cayó sobre tu rostro y resbaló lentamente como si fuese tuya.

Pensé, cuántas lágrimas derramaste por nosotros, tus hijos, y siempre estuviste dispuesto a perdonar, a dar otra oportunidad.. y no era justo Señor, llevar a cuestas casi un siglo en años y como sobrecarga, las preocupaciones, puntos de vista y conflictos irresolutos... La impotencia me dominó, que pesadilla tan cruel ¡Mi padre estaba al borde de la muerte, su cuerpo exhausto hasta el límite del dolor, al verte en tan extremas circunstancias, entendí los conceptos más importantes de tu existencia, que iluso pretender repartir culpas, o darse golpes de pecho, todos vivíamos la rutina de nuestras vidas, mientras el fluir del torrente de la tuya, se secaba de a poco, mi alma estaba deshecha, y solamente pude aferrarme a la reflexión, a tu honestidad y a tu sabiduría, entre tanta confusión me llegó tu lucidez  aparte de DIOS, eres el único que sabrá a ciencia cierta quién sembró en tu jardín rosas y quién sembró espinas, lo que hagamos en este mundo, mientras la materia del cuerpo tenga vida, tendrá consecuencias de causa y efecto en esta tierra y repercusiones eternas en el más allá... aunque finalmente el álgido frío atrapó con sus tenazas tu elocuente voz.

Sentí la tibieza de tus manos, me acerqué a tu oído y te mencioné que pronto el dolor pasará, te pregunte si querías rezar, y comencé a recitar el salmo 23: "el Señor es mi Pastor, nada me faltará, por sendas de delicados pastos me hará descansar", y continué una y otra vez... No reparé en la presencia de los demás, para mí estábamos solos tú y yo, esos pequeños instantes fueron trascendentales para mí, contuvieron tan intenso amor que me dieron la fuerza para seguir sin ti  tras los tesoros perdidos de tu búsqueda, sin que me hablaras comprendí que hay prisiones con barrotes que no se ven, cerraduras que no se abren, o que tal vez voluntariamente lanzaste las llaves, vi en tus ojos reflejada la vida y la muerte en una sola sinfonía, oré a DIOS por un milagro, quise recuperarte de repente, poder regresar el tiempo y no perderte, por qué tanto dolor? 

Miré por la ventana, la noche era obscura y en medio de la inmensidad, brillaba una solitaria estrella, entendí que era la tuya, la que te guiaría hacía el infinito, barbotearon en mi memoria tus conceptos profundos sobre la trascendencia del espíritu sobre que la semilla debe enterrarse, sobre que el ropaje carnal debe acabarse, pero es verdad también que esa semilla florece regada a fuerza de nuestras lágrimas, el funeral empieza, las agujas de tu reloj se han detenido y justo antes de mirar la última realidad que es el DOLOR de un ADIÓS, voltea sobre el camino recorrido y mira con compasión y alegría todo aquello que dejas en cada uno de nosotros, tal vez para muchos son simples letras, simples vocablos, pero aprendí de ti que los sentimientos pueden plasmarse en una hoja de papel, y eso es arte, que quién tiene la capacidad de convertir lo vivido en un poema, es inmortal, sus huellas quedan, no tiene que combatir la obscuridad, pues la ilumina.

Te esperan reencuentros maravillosos, la finitud del hombre me asegura que a tu lado mi amor pronto estaremos.. fueron tus palabras en la despedida de Gustavo Adolfo, mencionaste en la muerte de mi madre, que ante su ausencia, la soledad será tu eterna compañera, que a fuerza de abrazarla en las silentes noches de tu estancia, se convertirá en tu mejor amiga, hasta el día en que con prestancia, vuelvas a reunirte con ella, y ante el dolor intolerable de sobrevivirle a tu hija más chiquita, Michita como pronunciabas su nombre, llegaste a su funeral caminando erguido, te sentaste a mi lado conmovido, no hay palabras apenas me decías... y alguien te levantó de mi lado, te vi alejarte en silencio, fuiste inmenso.

Hablé por ti, tal vez ni me escucharon, pero quedo muy claro que de la abundancia del corazón habla la boca, que el bienhacer construye, no destruye, que la verdadera grandeza tiende puentes, no edifica murallas, que muchas veces la sangre no te hace familia, la lealtad te hace familia, que el error más grande que cometemos es sentir cuando debemos pensar, y pensar cuando debemos sentir, llegó la hora, lo diste todo como el buen Jesús en el Calvario, hasta la última gota de su sangre fugó en amor incontrolable, te despido Padre, tuviste una serena confrontación con la muerte, no pudiste vencerla, pero venciste a la vida, como un héroe y eso es lo que cuenta, así que no pierdas el tren padre querido, al fin sabrás que el camino fue largo, pero que valió la pena, verás a DIOS.. y frente a el sonreirás de alivio , comprobarás que cuando se ama de verdad no hay adioses, sino eternas bienvenidas. Gracias por enseñarme que la gran tragedia de la vida no es la muerte, sino lo que dejamos morir dentro de nosotros cuando aún estamos vivos. Infinitas gracias porque las cosas más valiosas que me dejas, no son cosas, puedo llevarlas en mi corazón, mientras yo viva, y empacarlas cuando me toque a mí esperar en mi ultima estación y tomar el tren que me reunirá contigo.... . Adiós papito, pronto tu LUZ INTERIOR recorrerá la vía láctea y la explosión de tu estrella hará vibrar a todo el universo¡

Diana Plaza Bautista
Raúl y su hija Diana

EN LA MUERTE DE RAÚL PLAZA LÓPEZ



3 de abril de 2013, en la Catedral de Latacunga

El señor Presidente de la Casa de la Cultura “Benjamín Carrión Núcleo de Cotopaxi, Dr. Edmundo Rivera, me ha honrado para que realice el Epicedio para Raúl.

Digo con Barbusse: “Si yo me callo, muero; pero habiendo hablado, si muero no me callo”.

Primera vez, Amigo te envío una misiva llena de los mejores recuerdos…, de recuerdos de canciones y poemas, de relatos, de novelas, de mil conversaciones en la rueda de amigos escritores, declamadores, periodistas, de hombres y mujeres del bien decir; en reuniones de cultura de la Casa “Benjamín Carrión”, del Grupo Literario “Galaxia”, de la Sociedad Bolivariana, de los periodistas, de los profesores, digo te envío un mensaje al mundo del misterio. ¿Me leerás? Te llegarán las notas emotivas al infinito ignoto, escucharás estas palabras de todos tus amigos a través de mi trémula voz, Porque si todavía no sabemos lo que es la vida ¿Cómo puede inquietarnos el conocer la esencia de la muerte?

Encargo que lo cumplo sabiendo que no basta con pensar en la muerte sino pensar en la inmensa obra literaria que dejas en tus cientos de artículos que fueron leídos ávidamente por habitúes lectores. Y que los seguiremos leyendo en tu libro que después de pocos días saldrá a luz con el auspicio de la Casa de la Cultura de Cotopaxi, nos dejas un gran legado de cultura.

Y es que tu libérrima y enjundiosa pluma se empapó de los dones de tu tierra natal, El corazón, cantón Pangua, fecunda por excelencia, do el verdor eterno de los campos labrantíos da al hacer cotidiano el himno a la vida al trabajo fructífero y constructor. Donde el jilguero entona sus melodías a la par que sus habitantes en un sinfín de versos y canciones y que al compás de una vihuela compañera en las noches alegres de desvelo sirve de inspiración a las aves canoras y a sus habitantes inspirados en eso, la belleza inconmensurable de la naturaleza.

Fuiste el arquitecto de un hogar donde floreció el amor con tu esposa Victoria Bautista que brotaron tus 10 hijos que fueron el complemento de tu existencia.

El día de tu muerte fue el primero de abril, te fuiste en el viaje eterno con los colores de Cotopaxi, mientras nosotros alborozados celebrábamos los 162 años a erección provincial, seguramente tu último pensamiento fue en la cultura y en el bienestar y progreso de los cotopaxenses.

Jovino Raúl Plaza López, hombre de gran verbo, que siempre en sus discursos era aplaudido calurosamente, como ejemplo: El Consejero Raúl fue distinguido por el H. Consejo Provincial de aquel entonces para que colocara el retrato del exjefe Supremo de la Nación, General G. Alberto Enríquez Gallo en el Salón de Honor de esa Institución, el 24 de julio de 1974; y, te hiciste eco de las siguientes palabras “El Gral. Alberto Enríquez, compuso el poema más conmovedor y revolucionario de su tiempo con la temática el Código del Trabajo que anunciara la caída del abuso”.

“Este paraíso perdido se llama el Corazón, y aquí vivió en Gral. Como huésped de honor y por eso en sus pupilas se encendió el infinito azul perlado de estrellas y en su alma la figura del tiempo, la suavidad del clima edificante, se convierte en recuerdos gratos que afloran en la casa presidencial… Y es entonces que ese rincón de la Patria se convierte en el Cantón Pangüa”.

Ha muerto Raúl, ha dejado esta tierra llena de pensamientos, que hasta el momento de dar su último suspiro dijera a uno de sus acompañantes hijos dadme una pluma para expresar mi postrer pensamiento y como no pudiera empuñarla lo dijo paladinamente, así fue, así lo hizo.

Fue al atardecer del primero de abril que cerró sus ojos definitivamente; y, aquí sus amigos en la cultura hemos sentido tomar una parte muy honda en la amargura inenarrable de quienes fueron la sangre vital de su propio corazón- sus hijos-, nosotros hemos encendido la lámpara votiva del apasionado recuerdo a su memoria. Acepta querido amigo esta corona de siemprevivas que con el corazón depositamos en tu tumba, ¡HASTA PRONTO, HASTA LA VISTA Raúl!

Lic.Sócrates E. Hernández H.